PEQUEÑA HISTORIA DE LA VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS
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La advocación mariana a la Virgen de los Desamparados aparece vinculada a las tierras valencianas desde principios del siglo XV. Su origen está relacionado con la constitución del Hospital psiquiátrico de Santa María de los Inocentes, fundado por el Padre Jofre (1409) y de la Lloable Confraria de la Verge Maria dels Innocents, formada en 1414 por cien sacerdotes, trescientas mujeres y otros tantos varones para recaudar los fondos para el funcionamiento del hospital, organismos que en un principio unidos, e independientes al final del siglo, tuvieron intensa influencia en la vida social y religiosa valenciana, propiciando la difusión del culto a la Virgen.
Tras la fundación del Hospital y la Cofradía, dichas entidades pidieron al Rey Don Alfonso el Magnánimo la autorización para construir una imagen de la Virgen titular que debía tener como complemento las imágenes de dos niños Inocentes. Con el fin de que la escultura pudiera acomodarse sobre los féretros en las ceremonias de entierro de náufragos, ajusticiados y otros “desamparados” o simplemente devotos (según las costumbres de la época), se escogió una imagen de tamaño natural de dorso plano y escaso peso, con la cabeza inclinada lo suficiente para que descansara sobre un almohadón (origen de la actual denominación popular “Geperudeta”); el primitivo carácter yacente de la imagen se ve confirmado por el sentido horizontal que tienen los ropajes en los caracteres escultóricos hoy ocultos. En su mano derecha se le puso un ramo de azucenas y en la izquierda el Niño Jesús con una cruz de madera sobre los hombros. Cuando no se utilizaba en los ritos funerarios, en las solemnidades religiosas o en actos importantes de la Cofradía, la imagen aparecía en posición vertical; en este caso, para ocultar su dorso hueco, se le cubría de un dosal o un manto de seda. Esta costumbre ha dado origen al manto bordado con que se reviste la imagen en la actualidad. Construida con material ligero y a causa de los continuos traslados a que estaba sometida, necesitó pronto importantes restauraciones; en 1443 se encarnaron de nuevo los rostros de la Virgen y del Niño; en 1460 se le puso una diadema de estrellas y se construyó un soporte para llevar erguida la imagen en las fiestas de la Concepción; oen 1473 el pintor Juan Guillem encarnó de nuevo la imagen. En 1464 se puso a la Virgen el manto de seda, posteriormente bordado en oro, que cobijaba las esculturas de los dos niños Inocentes que al principio estaban de pié y se acoplaban al ropaje de la Virgen y que entrada la mitad del siglo XVIII, fueron reemplazados por dos Inocentes arrodillados, obra del escultor Ignacio Vergara, autor también de una nueva imagen del Niño Jesús. En el siglo XVII el rostro de la Virgen fue enmarcado por un “capillo” de tela blanca, guarnecido por una hilera de perlas que ocultó definitivamente el pelo dorado de la escultura sobre la que descansaba la corona; el Niño Jesús fue vestido de gorguera y gramalla. Más tarde ocultaron el busto de la imagen con un rico tejido, a modo de amplio collar, en el que fijaron numerosas alhajas ofrecidas por los devotos y sustituyeron el “capillo” por la larga y rizada cabellera negra que aún conserva; a consecuencia de una restauración que se efectuó para elevar la mano derecha de la Virgen, hubo de instalarse un armazón que sujetaba dicha mano, lo que obligó a cubrir por completo de telas el delantero de la imagen, ocultando sus caracteres escultóricos. Para evitar que la imagen principal de la Virgen de los Desamparados se deteriorara en sus frecuentes salidas en fiestas, rogativas y otros actos religiosos, el Cabildo catedralicio de acuerdo con la Cofradía decidió en 1701 encargar la construcción de una imagen, copia de la original, al escultor alemán Conrado Rudolf, que formaba parte del séquito del Archiduque Carlos, ésta imagen presidió desde principios del siglo XVIII la procesión anual y muchas rogativas.
En 1493, el Rey Fernando el Católico otorgó a la Cofradía el Título de Santa María de los Desamparados. Durante el siglo XVI se popularizó la devoción a la Virgen entre los ciudadanos de Valencia y se establecieron cofradías semejantes en diversas poblaciones del Reino de Valencia. En 1603 se trasladó la imagen desde el Hospital a la Capilla de la Catedral. En las Cortes celebradas por Felipe IV en Valencia (1626) y a petición de los brazos eclesiásticos, militar y real, la Cofradía dispuso los limosneros por todo el Reino. En 1640, por primera vez y a petición del Rey, la imagen salió en procesión general; con este acto quedó fijado el ritual para las ceremonias de rogativas que se sucedieron a lo largo del siglo por diversos motivos. En el siglo XVIII se produjeron frecuentes manifestaciones artísticas con la imagen de la Virgen, principalmente con motivo del primer centenario de la inauguración de la Real Basílica, bendecida en el año 1667.
El Regimiento de Infantería nº 5 «Mare de Déu dels Desamparats» se levantó en Barcelona en julio de 1713 para defender la ciudad contra los ataques borbónicos en el último episodio de la Guerra de Sucesión Española. Este regimiento recogió todos los soldados valencianos que se encontraban encuadrados en el Regimiento nº 1 «Ahumada» que debía de ser evacuado y permaneció hasta el fin en la Ciudad Condal.
El 24 de enero de 1789 el «Consell» (Consejo) de Valencia pidió honores militares para la Virgen, de la misma forma que se hacían para la Virgen del Pilar. El 25 de mayo de 1809, no se sabe muy bien si el Consell o el Ayuntamiento, reiteró la petición.
En la Guerra de la Independencia, el 6 de marzo de 1810, el general Caro, Capitán General de Valencia (máxima autoridad del reino de Valencia), pidió al Arzobispo Company que permitiera que la Virgen de los Desamparados fuera nombrada “Generalísima de nuestros Ejércitos», como muestra de gratitud por haberles permitido salir victoriosos en el primer asalto napoleónico de Valencia.
El General Caro, en ceremonia realizada en la Catedral de Valencia, le entregó el fajín de Generala y el bastón de mando, y se dispuso que cuando saliera la imagen el día de su fiesta, se le rindieran los honores militares de ordenanza “y se disparara la artillería del Baluarte”.
Estas órdenes fueron reiteradas por el Rey Fernando VII en 1814, por la Capitanía General de Valencia el 18 de marzo de 1854 y por el Jefe de Estado español, General Franco, en 1947. Finalmente le fueron concedidos los honores militares, así como el título de Alcaldesa Perpetua de la ciudad de Valencia; razón por la que ostenta el fajín de Capitana General y el bastón de mando, respectivamente.
En 1882 se proclamó Patrona de la ciudad de Valencia a la Virgen de los Desamparados y en 1917 se le nombró Patrona de la reciente Hermandad del Santo Cáliz, junto con San Francisco de Borja, por su condición de Santo valenciano. El 12 de mayo de 1923, se celebró en Valencia el acto de Coronación Pontificia de la imagen, por iniciativa del Cardenal Valenciano Enrique Reig Casanova, con asistencia del Rey Don Alfonso XIII y la Reina Doña Victoria Eugenia. En 1936 fue destruida la imagen “peregrina” y para sustituirla, tras la guerra civil de 1936-1939, la junta de la Cofradía encargó al escultor Carmelo Vicent la construcción de una nueva, que figuró por primera vez en 1945 y que se utilizó hasta 1966, en que el escultor Octavio Vicente realizo otra imagen que se utiliza actualmente como imagen procesional y en las frecuentes visitas a poblaciones y parroquias, conocida popularmente con el nombre de “La Virgen peregrina”. En 1961 se produjo la solemne proclamación canónica de su patronazgo sobre toda la región valenciana, concedido por el papa san Juan XXIII.
Finalmente, en 2014 se restauró la imagen original, quedando al descubierto la parte frontal de la escultura y poniéndose a sus pies el fajín de Capitana General y el bastón de alcaldesa de Valencia.
El segundo domingo de mayo de cada año se celebra el llamado “Día de la Mare de Deu”, aunque la fiesta litúrgica es la víspera (el sábado), el pontifical, el traslado y la procesión se celebran el domingo; a partir de 1911 se comenzó a construir, anualmente, un retablo de flores en la plaza de la Virgen de los Desamparados. Otras celebraciones importantes en Valencia son: la Ofrenda de Flores que viene haciéndose desde 1943, el 18 de marzo de cada año, con motivo de las fiestas de San José y la ofrenda de los niños que se celebra todos los sábados en la Real Basílica de la Virgen.
Revisado y corregido por Monseñor D. Jaime Sancho Andreu Capellán Perpetuo de la Real Hermandad del Santo Cáliz. Cuerpo de la Nobleza Valenciana